—Me molesta, ese beso. Nunca tuvo que
pasar—se me
salieron las palabras de la boca.
—¿Por qué? —siguió preguntándome
—Quería que nuestro primer beso sea
especial y no un simple juego—me sentí un poco aliviada al decirle, pero mis
cachetes se pusieron rojos.
—Eres una tonta.—Au. Ese tonta si que me
dolió.—Luego arreglamos eso, ¿si? Vamos.
Él me extendió su mano. Yo no dejé que me
tirará a la piscina, yo sola me metí. Todos estuvimos ahí un largo rato pero
nos dio hambre, así que salimos para comer algo.
Fin de su narración.
Narra Cole:
Fuimos a comprar algo de comer como snacks
o algo parecido a una tienda cerca de por acá. Estábamos yendo como que en
parejas, éramos ocho y no alcanzábamos en la vereda. Nicole y Ryan iban
adelante, luego Jeremy y Steph aunque parecía que no se hablaban mucho,
adelante mío estaban Clarissa y Justin y que al parecer se la estaban pasando
bien, y al final estaba Rebecca junto a mí.
—¿No
sientes que no encajamos? —por lo menos yo lo sentía así.
—¿Cómo es eso?
—Sí, como que somos la "sobra"—me
quise explicar mejor—. Veras, todos ellos están como que en algo con cada uno
de ellos menos nosotros, y me siento un poco presionado.
—Yo no—sonrió—, no tenemos porque estar
juntos solo porque sobramos, aparte yo sé que te gusta mucho Clarissa.
—No, no es que me guste tanto. Solo es mi
mejor amiga—digo para que no piense eso, no quería que todos lo sepan.
—Ese tema de mejores amigos siempre
termina siendo en amor, a menos que uno de los dos se niegue por completo—dijo.
—¿Y a ti te gusta alguien?—pregunté
esperando no ser el único rechazado del grupo.
—Pues, sí. Pero no está aquí.
—En ese caso todo bien, y no seremos
pareja porque sobramos.
Ella esbozó una sonrisa—Claro.
Llegamos a la casa de Justin, ya se estaba
haciendo tarde.
Estábamos en la sala. Clarissa propuso un
rato juego de Texas, “Toma y sálvate”. Era algo como “Yo nunca” pero sin
alcohol. El castigo era tomar una mezcla de elementos, la cuál sería horrible,
en vez de alcohol. Solo había una regla: ser sinceros. La bebida de castigo la
hicimos Clari y yo, le pusimos salsa de tomate,
chicha, agua, limonada, una cucharada de azúcar y una pizca de sal. El
color era realmente feo.
Fin de su narración.
Narras Clarissa:
Jugar “Toma y sálvate” me pareció aburrido
con ellos, me parece que cada uno escondía algunos secretos y no fueron
sinceros. En Texas parecía divertido. Pero, lo que realmente fue horrible fue
el menjunje que hice con Cole.
Después de acabar la bebida de castigo,
fuimos de nuevo a la piscina. Eran como las cuatro de la tarde. Nosotros solo
estábamos hablando y vimos una camioneta grande que se estacionó en la casa del
costado.
—Genial—dijo Cole con una cara de asco.
—¿Qué paso? —preguntó Nicole.
—Tenemos vecinos—respondió.
—Ah, espero que sean lindos—dijo Stephany
muy emocionada.
—No más papis que yo—dijo Jeremy, supongo
que celoso.
Ellos bajaron, eran tres chicos, una chica
y sus padres. Los chicos no estaban tan mal. Uno era alto, rubio y tenía rulos
con cabello corto. El otro tenía los ojos achinados, lacio, cabello negro,
supongo que de descendencia asiática. El último, y el que más me impresionó,
tenía el cabello castaño y ruloso. No sé que tengo con los castaños. Por
último, la chica se parecía a él, solo que era rubia.
—¿En qué piensas?—me pregunto Justin,
viéndolos me había perdido en su conversación.
—¿Qué de qué? —contesté.
—Si te parece bien ir mañana a la isla de
lago.
—Sí—no podía mirarlos, estaba concentrada
también en lo que hacían los nuevos vecinos.
—Ok, Clarissa—me dijo Ryan—. Creo que ya
todos sabemos que te gustan los nuevos vecinos.
—Ni siquiera sé cómo se llaman.
—Ni siquiera lo negaste—siguió.
—Bueno—paro Cole—, mañana vamos a la isla.
—Sí—dije sin parar de mirar donde estaban
los vecinos, estaban sacando sus maletas de la camioneta.
Ya era de noche, como las nueve. Nos
habíamos movido al patio trasero donde se podía ver el lago porque los chicos
ya se habían aburrido de hacer nada en el mismo lugar, y me incluyo. Así que
Nicole propuso otro juego, era uno de trabalenguas.
Ok, debo admitir que no soy nada buena con
los trabalenguas. Y perdí, ahora tenía que cumplir un castigo. Trágame tierra.
No debí haber mirado mucho a los vecinos porque Nicole me dijo que mi reto
debería ser ir donde está su casa, saludarlos y pedir su número. Justo ellos
habían salido al patio de su casa.
Después de unos diez minutos de intentar
no hacer el castigo, me paré de mi silla. Miré donde estaban ellos. Me moría de
vergüenza, no sabía si eran de esos chicos que se creen la gran cosa y te
tratan malísimo. Ya estaba avanzando para donde estaban, era cerca. Ya los
podía mirar bien. El chino tenia ojos marrones, el gringo los tenia celestes y
el castaño los tenía marrones y la chica también.
—Hola—dije con una voz chiquita—, ¿puedo
pasar?
Había una pequeña reja para pasar al patio
y me paré al costado de ella.
—¿Por qué? —dijo el chinito, su voz era
grave.
—Es que—dije tímida sin saber que decir.
—Déjala pasar, no va a hacer nada—dijo la
chica con una sonrisa.
Yo pasé. Las manos me sudaban.
—Perdí un juego y me pidieron que venga
hasta acá a pedir tu numero—dije mirando al rubio.
—Bruno, dale tu número—dijo el de cabello
castaño.
—Apunta—me dijo "Bruno" que
estaba sentado en el jardín cerca del lago.
—Espera un rato—le dije mientras sacaba mi
celular.
—Está bien.
—Genial—le dije con una sonrisa.
Bruno me dio su número, ellos sí parecían
amigables.
—Gracias—dije mientras me iba donde
estaban los demás.
—¿Por qué no te quedas un rato? —me
ofreció el chino
Lo pensé bien, ¿por qué no? —Está bien.
—Ven, siéntate—dijo la chica y me jalo una
silla.
Era un poco extraño, ni siquiera sabía sus
nombres y ya estaba bien cómoda en la silla. Junto mío estaban la chica y el
chino. Frente mío el castaño y a su costado se sentó Bruno. En medio de
—Me llamo Clarissa. Clarissa Maslow—dije
para romper el hielo—, soy de Houston, Texas.
—¿Texas?—preguntó el chino—¿y qué haces
por acá?
—Ahora vivo acá, en Atlanta.
—Tiene más sentido—me sonrió el de cabello
castaño—. Yo me llamo Matías y él es Renato—dijo mirando al chino.
Les sonreí a los tres.
—Yo soy Luana—dijo la única chica que
había aparte de mí.
—¿Y cómo se conocen?
—Vivimos en la misma calle—dijo Matías.
—Eres muy linda, ¿sabes?—dijo de repente
Bruno.
Me sonrojé—Gracias.
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;);) sorry, no hay imagen. las quiero.
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