7 de noviembre de 2013

Prólogo. Never let you go, segunda parte.

Narras Clarissa:
Los que dicen que la vida es dura, tienen muchísima razón. ¿Nunca les ha pasado que están decepcionadas del comportamiento de los hombres? La mayoría son puros pendejos. Y la verdadera pregunta sería, ¿quién no ha estado decepcionada de uno de ellos? Estos años he llegado a una conclusión, si encuentras a un chico que lo tiene todo...Ese todo es una mentira.

—¡Clarissa, deja de escribir y ven aquí! Te toca después de mi—dice Steph corriendo hacía mí, así que no pude terminar mi carta de odio hacia Jake.
—Ya no quiero, vayámonos, así nadie va a estar lastimado.
—No, no, no.—dice moviendo su cabeza bruscamente—No sé como me convenciste de hacer esto, pero nos vamos a arrepentir.
El pánico corría por mis venas, lo admito, estaba emocionada por tirarme del puente antes pero ahora que veo la altura ni hablar.—¿Y que pasa si no es seguro?
—Nos caemos al agua, fresca y sucia agua.—respondió—¿Te hago recordar por qué estamos acá?
—No, gracias.—le dije de manera un poco molesta. Sin embargo, aún así me hizo recordar que los dos últimos novios que he tenido me han sacado la vuelta.
—Hey, no te molestes. Te advertí de Jake.
—Si, claro. Bien que tú sabías y ni me contaste. Nick también lo sabía. 
—No me hables de ese imbécil.
—¡Ves! Tú estas igual que yo, por favor, esto se veía más entretenido en las revistas y fotos.
—No, lo vamos a hacer. Promesa de mejor amiga.

Tirarse de un puente amarrada a una soga parece ser una cosa extrema. Pues, no sé si será así para todos, pero me hizo olvidarme de todo por unos cuantos segundos. Y bueno, luego llegó la parte que me tiraron a la sucia agua.

Vivir en Francia ha sido espectacular, vivir con mis propias reglas ya que mi papá y Michele se quisieron quedar en Atlanta con Nicole, pobre Nicole. No voy a olvidar cuando les dije que iba a seguir actuación y que quería valerme por mi misma cuando cumpliera la mayoría de edad, todos con sus bocas abiertas. Han pasado seis años y ya tengo mi profesión completa, dejar Francia y la universidad es muy duro para mi, felizmente que Steph me va a acompañar, nunca la haría sola. Y además, a donde voy es más fácil conseguir empleo, digamos que sí.

—¿Ya empacaste?—me pregunta Steph mientras veía televisión.
—Sí, no es mucho. Recuerda que solo traje ropa y más ropa. Cinco maletas de ropa y dos de zapatos.
—Claro, no es mucho.—me dice remedando
—Oh, Steph. ¡Apaga eso!—digo, al escuchar una noticia de Justin Bieber
—¿Qué? ¿Por qué? Está interesante, Clarissa. El chico expresa su arte con graffiti, ¡bravo!—ella aplaude, aunque estábamos solas en el apartamento, me daba vergüenza.
Suelto una pequeña carcajada.—Cambia, ¿quieres? Me aturde escuchar de él y de todo lo que hace.
—¡Vamos Clarissa!—exclama—, ha pasado mucho tiempo desde que estuviste con él. Pero ya se, ya se. Se que es difícil que tu ex se haya vuelto más atractivo cuando pasó a ser tu ex. ¡Mira su six-pack! ¡Sus músculos! Sus ojos...
—¡Basta! Solo me parece injusto, prometimos que no volveríamos a vernos. Claro, él no me ve y de hecho que ni me reconoce, pero yo lo tengo que ver por lo menos una vez a la semana por la televisión o por cualquier medio de comunicación.—digo y me voy a mi habitación, que ya estaba media desolada.

Steph me sigue.
—Hey, ya. Si quieres bloqueo el canal de las noticias.
—No es solo eso, es que con lo de Jake me di cuenta que nunca debí dejarlo ir. Comparándolo con Justin, Jake no le llega ni a los pies. Me frustra no poder encontrar a alguien mejor que Justin.
—Darling,—me daba mucha risa cuando me llamaba así—sólo estás viendo el lado positivo de tu relación con él. Recuerda que también lo conocí, era molesto y algunas veces asqueroso, míralo ahora, ¿sigue siendo el mismo niño que conociste?
Solté una sonrisa, pequeña pero que me hizo sentir mejor.—Supongo que no.

25 de octubre de 2013

Cap 84º “Será nuestro adiós” (Parte 2)

Y bueno, yo, él ya me estaba sacando de quicio.
—¿Tu memoria se está achicando? Te dije muy claro que ni siquiera yo lo se explicar pero te lo puedo demostrar—mi tono de voz se estaba elevando, lo cuál no me gustaba pero no lo podía evitar.
—¿Ah si?—me dijo con una pequeña sonrisa—¿Me lo demuestras de nuevo?
—No.—yo seguía con el mismo tono de voz que antes, sólo que ahora sabía que me estaba tomando el pelo.
Él se acercó donde estaba yo—Ya, Clarissa. Sé que estás con ese sujeto, pero aquí, en Atlanta, tú eres mía.—él me besó y me empujó a su cama—Y debo mencionar que me encanta como te ves con mi ropa.
—Me siento estúpida.—él me besó de nuevo—Pero no entiendo como me puedes gustar tanto.—él me siguió besando hasta que metió sus manos dentro del polo que tenía puesto y las puso en mi cintura.—No me está gustando.—Bueno, si me gustaba un poco pero no quería que pasara algo más, no ese día.
Él se separó de mi lo más posible, se hecho al costado mío.—¿Mejor?
Yo reí un poco y me sonrojé, no era fácil decirle que no.—Sí, mejor. Mejor hablemos.
—¿Hablar de qué?
—De lo que tú quieras,—bostecé, el sueño me estaba invadiendo—cuéntame cómo te ha ido en Los Ángeles.
—Pues, no hay tanto que contar.

—Clarissa, ¡despierta!—escuché en susurros, era la chillona pero armoniosa voz de mi hermana.
—¿Qué? ¿Para qué?—le dije aún con los ojos cerrados. 

Luego recordé a Justin, ¿no me había quedado con él?

—¡¿Y Justin?!—esta vez abrí los ojos como plato—¿Cómo llegué a mi cuarto?
—Tranquila Clarissa. Ayer te llamé y Justin contestó, estabas dormida. Fui a su hotel y él nos llevó a la casa, claro, a ti te llevó cargada acá. Me sorprende que tu sueño sea tan profundo.
Pero, eso no era lo que me preocupaba.—Y, ¿te contó algo?
Se quedó pensando un rato, sospechoso.—La verdad, me dijo que tú querías secar el vestido. Pero hay algo que debería saber?
Yo sonreí.—No.
Ella tenía una cara dudosa.—Bueno, el vestido ya está en la ropa sucia. Y baja que el desayuno está servido.

Ay no. Aquí venía el sentimiento de culpa. Al acordarme lo que hice, no me arrepiento pero me da pena Cory, el parece tan bueno. Se dice que lo hecho, hecho está y arrepentirse es algo que no sirve porque ya no se puede cambiar. Pero no puedo ver a Cory a la cara sin sentir vergüenza y no pienso hacerlo, ni escuchar su voz, no por ahora.

—¿Hija?—dice mi padre que me quita de mis pensamientos—¿Qué tal ayer?
Los ojos se me abrieron como plato, y miré a Nicole—¿Qué?
—Se refiere a la fiesta—dice Nicole—, que por cierto estuvo buena. Mucha gente del colegio pero todo normal.
—Sólo lo dices porque estuviste con Cole—responde Michelle
Ella ríe un poco—Sí, también por eso.
Sentía necesidad por aunque sea contarle a Michele y Nicole lo que pasó con Justin, y de paso que les cuento lo de Cory.—Estaba Justin.

Provoqué un silencio en la mesa. Después de unos segundos, Michele rompe el hielo, o algo así.
—¿y qué te dijo?
Pasé mi jugo—Que me extraña, hoy vamos a salir.
—No me parece que salgas con él, Clarissa—dice mi papá, era algo incomodo que él estuviera escuchando.
—Papá, Justin sólo va a estar en Atlanta hasta hoy día y luego se va a Los Ángeles de nuevo. Déjala disfrutar.
Las últimas palabras de Nicole resonaron en mi cabeza una y otra vez.
—¿Qué?
Sí, Nicole se dio cuenta que había metido la pata—Pen-pensaba que lo sabías.
—No, no lo sabía—digo un poco enfadada, no con ella, con Justin.
—Seguro de lo iba a decir hoy de una mejor manera—interviene Michele
—Terminé. Gracias, permiso.

Subí rápido las escaleras hacía mi cuarto y cerré la puerta fuerte, la adrenalina mezclada con una poco de furia estaba en todo mi cuerpo, claro, con un dolor profundo en mi pecho. Sentía que Justin me iba a dejar de nuevo, de nuevo por su fama. 

Así que agarro mi teléfono, me tiro a mi cama y marco el número de Justin. Apenas escucho su voz, le digo—¿Cuándo me lo ibas a decir Justin? ¿Ah? ¿Cuándo pretendías decirme que te vas? Te vas de nuevo, imbécil.—escuchaba que él quería hablar y excusarse pero quería dejar salir todo lo que quería decir—Claro, Clarissa la idiota siempre se cree el cuento del yo si te quiero, con unas cuantas veces basta. ¿Qué te has creído? ¡Dime!
—Oye, yo si te quiero monga.
—No me vuelvas a llamar monga de nuevo—le digo
—No quería que te enteraras. Ayer cuando tu hermana fue a mi hotel, se me escapó que me iba hoy. Pensaba decírtelo de una mejor manera, algo en que me puedas comprender, es mi trabajo y me están obligando. Pero si tú me dices que me quede,  me quedaré.  Vine hasta aquí para buscarte y quedarme contigo, Clarissa.

Me llegaba, a veces Justin me llegaba cuando encontraba las palabras exactas para decir. Y cuando me ponía a mí encima de su carrera.  Él no se puede quedar, no sólo por mi, sería una locura.

—Clarissa, ¿qué piensas? 
—Pienso que todo esto es una locura, odio queme pongas a mi entre la espada y  la pared—la voz se me quebraba
—Ya, no te pongas así mi amor. Cancela todos tus planes,  nos encontramos en la terraza como ayer y hablamos.
—No mme llames así.—exclamé, si sólo eeraun día no le encuentro sentido el que me llame mi amor—No voy a ir, anda a Los Ángeles y quédate ahí.
—¿Es lo que en verdad quieres?
—No, pero es lo mejor.  Para los dos.—dije eso y finalicé la llamada, sabía que si escuchaba su voz iba a cambiar de opinión.

En la tarde, me quedé sola. Mi papá y Michele habían salido, Nicole para variar estaba con Cole. Ella me dijo para acompañarlos pero no tenía ganas de hacer mal trío o de violinista. Las palabras de Justin resonaban en mi cabeza. «Es lo que en verdad quieres?». No, en verdad quiero quedarme contigo para toda la vida. Tenía mi celular en la mano, Cory me estaba llamando pero ignoraba su tono de llamada, ni siquiera me daban ganas de hablar con él.

El timbre de mi casa suena, lo dejo pasar por alto. Total, si es Nicole o mis papás deberían tener llave. Sin embargo el timbre no para de sonar, así que decido bajar y abrir la puerta.
—Hola.—era Justin—¿Sabes? Cuando conoces mucho a una chica sabes lo que quiere decir entre palabras, y tú querías que venga a tu casa.
Yo no sabía que decir ni cómo mirarlo, solo me reí—Pasa.

Él había traído helado de mi sabor favorito, saqué dos cucharas y nos sentamos en el sillón de siempre de la sala.
—¿Por qué no me dijiste?—dije entre feliz, venido a la casa, por fin me había entendido, y un poco enojada, no va a ser tan fácil que le diga que se quede, no me va a convencer.
—Es duro para mí, es duro aceptar. Mi vuelo sale a las 7,—miró su reloj—son las 5. Me quedan diez minutos.
—Nos quedan diez minutos. ¿No pudiste llegar un poco más temprano?
—No, lo siento mi amor.
—No me llames así.—le digo
Él toca mi mejilla.—Estás tan rara últimamente.

Comenzaron a salir unas cuantas lágrimas de mis ojos, más que todo era frustración.

—¿Cómo quieres que esté? Él chico del que estoy enamorada, mi primer amor, si va a ir y voy a tener que olvidarme de él, cosa que he tratado y ni siquiera con otro chico puedo. ¿Ah? ¿Quieres que esté feliz porque le saqué la vuelta a mi novio? ¿Por ti? ¡¿Qué quieres de mi, Justin?!

Podía ver su cara de desesperación, sus ojos lo decían todo. Entonces, se acercó a mi y bruscamente me besó. Después de un buen rato, él separó sus labios de los míos. Por un momento había sentido que los problemas se había desvanecido, pero al escucharlo regresaba a la realidad.

—Quiero que me digas que me quede. Si no quieres que me vaya, no lo haré Clarissa—me susurró y me dio un beso corto—Te amo. Sí, te amo te amo Clarissa, y todo lo que tenga que ver contigo.

Me reí al respecto, pensaba que solo lo decía para convencerme. Pero no, yo soy fuerte.

—¿Y tú crees que yo no? Inclusive cuando te quise odiar no pude, me hacía pensarte y quererte más.—se me hizo un hueco en el corazón, sabía que despedirse de él no sería fácil—Y porque te amo no puedo decirte que te quedes, tienes que irte Justin y ser grande, el mejor cantante que he escuchado.

Él esbozó una pequeña sonrisa y juntó su nariz con la mía
—Eres tan tierna. Te preocupas por mi, y no te das cuenta...

Justin paró de hablar, mi celular estaba sonando. Era Cory. Justin me hizo una señal, quería que conteste. Y así lo hice.
—¿Hola?—digo con voz de sueño, Justin se ríe
—Preciosa, por fin contestas. Te he estado llamando mil veces y nada, ¿qué hacías?
—Dormir un poco.
—Se nota en tu voz mi amor. ¿Algo interesante que quieras contarme?
—No, no tanto.—me distraía ver a Justin pendiente de su celular que contestaba cualquier cosa—¿Tú?
—Bueno, a decir verdad si. ¿Te acuerdas que te conté sobre la..
Justin se para del sillón y se dirige a la ventana, eso hace que me desespere. Ya había llegado su carro.—Cory, lo siento. Acaba de llegar mi mamá de hacer las compras, te llamo luego.
—¿Mamá? Pero tú no...—escuché decir antes de colgar el teléfono.

—Dime que me quede y lo haré—me dice Justin como suplicando
—No, tú prométeme algo y no quiero un no.—le digo y él asiente—Prométeme que lo nuestro no te va a impedir hacer música, que te vas a olvidar de todo y seguir tu vida. No vuelvas a Atlanta, si vuelves no me busques. Yo te prometo que no estaré aquí.
Él bajó su cabeza, no me miró—Te lo prometo. 

Lo último que hice fue abrazarlo y abrir la puerta de mi casa. No se me ocurrió besarlo en ese momento, y tal vez fue lo más inteligente que pude hacer. Observé como entraba al carro, él me miro y me dirigió una última mirada, una última sonrisa, la última mirada de amor. No entendía porque lo sentía tan trágico. No, no quería entender. Pero una parte de mi sabia que si lo dejaba ir jamás conocería de nuevo al Justin que yo conozco y amé, o tal vez pensaba que amaba. Lo que le haría bien era irse y olvidar de lo que paso. Nuestra historia de amor no lo dejaría avanzar, nosotros éramos mejores separados que juntos.

O tal vez no.

16 de octubre de 2013

Cap 83º "Será nuestro adiós” (Parte 1)

No importó hasta que me di cuenta que no éramos los únicos en la terraza, había entrado alguien más y estaba aplaudiendo por la escena que habíamos hecho.

—Pensaba que estabas sólo, Justin—él se río—. Que buena compañía.
Justin se separó de mi y me abrazó.—La mejor compañía que he tenido este año—le dijo y luego me miró, yo no hice más que sonreír, no sabía quién era.—, gracias por hacernos caer a la piscina.
El frío invadió mi cuerpo y empecé a titubear.—¿Ju-Ju-Justin? Tengo frío.
—Verdad, lo siento Clarissa. Voy por una toalla.—me dijo el chico que era amigo de Justin, al parecer él me conocía pero yo no a él. 

Se fue y regresó unos segundos con dos toallas. Justin salió primero de la piscina y luego me ayudó a salir, seguido de ello me puso la toalla en mi espalda.
—Por la manera en que me miras creo que Justin no te ha hablado de mi—me dijo y me extendió la mano para saludar.—Soy Alfredo, llámame Fredo. Vivo cerca de la casa de Justin en Los Ángeles.
—Mucho gusto.—le dije y acepté sus saludos.
—¿Vamos a dentro?—dijo Justin—Ahí hace menos frío.

En verdad hacía frío, pero cuando fuimos al ascensor no tanto. Justin me dijo que me ponga al lado de Alfredo y me tape la cara al pasar por el pasillo para que no se creen los rumores, en otra época me hubiera enfadado porque pensaría que él trataba de esconderme pero como estaban las cosas con Cory no me rehusé. Subimos unos pisos por las escaleras, Justin ya se había asustado cuando hicimos el pequeño viaje de la azota al pasadizo dos veces. No me había acordado que era claustrofóbico.

El cuarto que habían alquilado era grande, a decir la verdad. Abrías la puerta y te encontrabas con una pequeña recepción con butacas y una mesa. De ahí te dirigía a un pasadizo donde habían tres puertas.
—Qué bonito.—dije
—La verdad que sí,—dijo Justin orgulloso—la puerta de la derecha es la habitación de Fredo, la del medio te dirige a la cocina y la de la izquierda es mi cuarto.
—Si me disculpan, no quiero ser violinista.—soltó una carcajada Fredo.—Voy a mi cuarto.
—Ya era hora—dijo Justin y también soltó una carcajada.

Cuando Fredo cerró la puerta sentí un poco de tensión, ¿que rayos íbamos a hacer? Así que me límite a quedarme en el mismo lugar mirándolo. Pensándolo bien, Justin abría podido cambiar en el tiempo que no estuvimos juntos, mencionando que no me paró de besar a pesar que sabía que estoy con Cory.
—Deberías quitarte ese vestido, está mojado Clarissa. ¿No quieres entrar?—me dijo señalando a su cuarto
Formé una pequeña sonrisa—No, no me sentiría cómoda Justin.
—¿Qué esperas que voy a hacer, ah?—me miró—Sólo te digo para prestarte ropa para mientras que seca tu vestido, tengo una secadora de cabello en el baño, quizás te sirva.
Qué vergüenza, ahora yo era la mal pensada.—Oh, yo lo siento Just. Es que ya no sé que esperar.
—No te preocupes, no te culpo por pesar eso, sé que piensas que no soy el mismo de antes, no lo soy pero tampoco soy tan pendejo. Mi corazón le pertenece a alguien.
—¿Y su nombre es?—le pregunté
—No te diré, es un secreto.

Espera, ¿qué? ¿Acaso su corazón no me pertenecía y no me quería decir? O quizás está tratando de ser románico. Optaré como la primera opción.

Después de un rato Justin viene con una camisa y unos pantalones cortos. Me los puse y luego seguí con la secadora. Me senté al extremo de la cama de Justin y empecé a cepillar mi cabello para que secara más rápido.
—Te ves linda así—me dijo entre todo el ruido de la secadora—, pareces como si tuvieras quince años.
Apagué la secadora.—Creo que es suficiente,—dije tocando las puntas de mi cabello, estaban secas—gracias por esto. Y, tengo casi diecisiete años, no ha pasado mucho.
—Lo sé, pero siento un poco de nostalgia.—me dijo y se me quedó mirando—¿Qué haremos mañana?
¿Mañana? Ni siquiera sabía que íbamos a hacer las siguientes horas.—¿Tenías planeado hacer algo?
—Pues sí. Quiero pasar todo el día contigo, estaba pensando en ir a esa heladería que te gusta y luego al nuevo mall que abrieron la semana pasada, estoy enterado de todo.
Si bien sus planes sonaban vacíos y nada planificados, también sonaban perfectos. Pero había un gran problema.—¿Para qué quieres hacer eso?
—No sé, simplemente no quiero desperdiciar un día que puedo pasar contigo.
—Te olvidas de algo, Justin.—le dije un poco indignada y también avergonzada—Más bien, de alguien. Tengo novio, ¿recuerdas? Y por más que yo te siga queriendo, también lo quiero a él y no quisiera salir contigo por la calle cuando todas las cámaras estén listas para fotografiarnos juntos y herirlo a él.
De repente la cara de Justin cambió y se notaba que estaba pensando más en la realidad.—¡¿Entonces por qué carajos me besaste?!
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Chicas, el cap sigue. Después lo subo completo. Besitos. 

16 de septiembre de 2013

Cap 82º "No es fácil decir que no"

—¡Mira lo que has hecho!—dije indignada y todavía no procesaba con quién estaba hablando.
—Yo...lo siento Clarissa, sólo quería darte una buena impresión, pero no cogiste el vaso y...
Oh no, se había metido con mi vestido favorito.—¿Buena impresión? Esta es muy mala impresión, Justin. Piensa primero y luego actúa.—Hice un pequeña chillido de berrinche.—¡Mira mi vestido!
—Hablemos de esto en un lugar más tranquilo, ¿quieres?
—No, no quiero.—dije, estaba demasiado fastidiada. Ese enfado también era mi perfecto camuflaje para ocultar la vergüenza que sentía por estar hablando con él después de mucho, sin mencionar la carta.—Lo único que quiero es ir al baño, permiso.
Él me agarró fuerte del brazo.—Hey, en verdad quiero ayudarte.
—Ayudas alejándote de mi, Justin.—dije y luego volteé para mirarlo a los ojos—En todos los sentidos.

Me fui corriendo al baño, que a decir verdad no estaba tan lejos. No quería que me viera mal, ni mucho menos que vea mis lágrimas caer. Odié ser ruda con él, pero es evitarlo o que vea que estoy sufriendo sin él. 

Felizmente que no había nadie en el baño y pude entrar rápido. Me miré al espejo, había una mancha en el medio de mi vestido que se podía notar a metros de distancia y el rímel se había corrido un poco, parecía un mapache. Era un desastre.
Después de unas cuantas lágrimas de decepción, me rendí. Decidí arreglar mi maquillaje poniendo un poco de agua abajo de mis ojos para que se vaya el color negro. Me sequé la piernas que estaban mojadas debido a la bebida y mojé mi vestido un poco para que se difuminara un poco el color. Al mirarme al espejo, noté que estaba un poco más presentable que cuando entré. Finalmente revisé mi celular, tenía dos llamadas perdidas de Cory y un mensaje, con todo ese sonido no había escuchado sus llamadas, «¿Qué tal te va amor? Contesta tu celular.» Sinceramente, no tenía ganas, así que lo guardé como si no lo hubiera leído.

Cara contenta, postura en alto y autoestima alta. Abrí la puerta del baño. La fiesta seguía igual. Unas cuantas personas bailando y otras tomando en una esquina. Pero de primer plano, estaba Justin, sonriente. Al verme, se acerca.
—Clarissa, a mi no me mientes. Te conozco tanto como para notar que te sientes mal.—me dijo—Vine hasta acá sólo para hablar contigo, para hacerle caso a mi corazón, ¿te acuerdas?
—No me acuerdo Justin y ya deja de arruinarme la fiesta, quiero estar lejos de ti.—le dijo, mi postura en alto se deshizo.
—Yo no.—se quitó su casaca y la puso en mis hombros.—¿Puedo abrazarte?—me susurró
Cerré los ojos y suspiré.—¿Por qué me haces esto? Si sabes que sí.
—No quiero incomodarte.
Solté una carcajada.—¿Incomodarme? Me incomodaste desde que de vi.
—Como quieras.—el tono comprensivo de Justin se había ido.—Vamos a hablar a un lugar tranquilo.
—¿Dónde?
—¿Me sigues?—extendió su brazo hacia mi y sonrió, al parecer su tono solo fue para asustarme.

Salimos de la casa y Justin se dirigió a un auto, el cual supuse que era suyo, él ya tenía la edad de manejar. Abrió la puerta del copiloto y cuando me senté la cerro. Después de unos segundos él estaba en el asiento del conductor.
—¿Es tuyo el carro?
—No,—dijo poniendo la llaves en el agujero—es de Fredo. Me lo ha prestado por hoy.
—Ah.—dije como si hubiera entendido, ni idea de quien es Fredo

Después de que el maneje un rato llegamos a la puerta de un hotel cuatro estrellas, You are inn, nombre poco original. 
—¿Un hotel? Tu lugar más tranquilo, es un hotel.—dije indignada
—Estos días prefiero llamarle mi casa, aquí es dónde me hospedo.
—Ah.—dije, ahora un tanto avergonzada—¿Y cómo se supone que entremos? Si tanto te cuidas que no te vean con ninguna chica, ¿cómo se supone que yo entraré sin que te fotografíen conmigo, ah, niño inteligente?
—Entramos por el sótano y nos encontramos en la azotea. ¿Te parece?
No le respondí, solo salí del carro.

La azotea estaba vacía, a una esquina tenía una piscina grande, mesas y sillones al rededor. Justin estaba sentado en uno de ellos y me acerqué para sentarme junto a él. Todo era tan raro.
—Ya estoy aquí, ¿qué me quieres decir?—le dije
Él se quedó mirándome un rato.—Tranquilízate, Clarissa. Vamos respira profundo y luego exhala, ya no estés a la defensiva.
Cerré los ojos he hice lo que él me dijo, luego los abrí de nuevo.—Listo. ¿Ahora si me puedes decir qué quieres?—dije con una voz tranquila
Él sonrió y sacó un papel de su bolsillo. Era la carta.—Tú escribiste esto hace un tiempo, ¿verdad?
Yo me quedé callada, no sabía que decir.
Sí, ¿sabes? Sí te quiero. Te quiero y mucho, ni siquiera lo sabes. Este tiempo...
—No, no quiero que la leas—lo interrumpí al escuchar lo que un día yo escribí—. Ya sé lo que dice en la carta, me acuerdo perfectamente. ¿A qué rayos quieres llegar?
—¿Sigues sintiendo lo mismo que ese día? Ósea, ¿sigues queriéndome y mucho?
—Justin, daría lo mismo que te diga sí o no. ¿Para qué quieres saber? ¿Para burlarte de mi? Felicitaciones, me superaste primero que yo a ti, ¿feliz?
—Hey,—se acercó un poco más a mi y con su mano rozó mi cachete—tranquilízate. No quiero burlarme de ti. La que se debe burlar de alguien eres tú, yo si te sigo queriendo. Más que antes.
Mi corazón cada minuto latía un poco más fuerte y tenía que parar, no se me ocurrió otra cosa que evitar las perfectas palabras de Justin.—¿Y?
Su sonrisa se desvaneció.—¿Y? Y, vine hasta acá para quedarme contigo porque en todo este tiempo me di cuenta que sufro más estando sin ti. Quiero estar de nuevo a tu lado, Clarissa.—él rozó su nariz contra la mía.—¿Qué dices?

Traté de decir un «yo no» como respuesta. Traté. Al abrir mis labios, quiero creer, Justin entendió mal y me besó. Mi error fue no tratar de que ese beso pare, pero no pude. Todos mis sentimientos habían regresado como si nada hubiera pasado y como si estuviéramos un día después de su fiesta de dieciséis. Realmente lo necesitaba.

Nuestro beso no planeaba acabar, no planeábamos hacerlo, bueno, yo no planeaba hacerlo. Pero mi celular sí. Escuché la melodía especial para Cory. Mierda, Cory.  
—No puede ser.—dije en una de esas veces que Justin me dejaba respirar.
Él se separo de mi.—¿Quiéres contestar?
—Sí, es urgente.—dije un poco avergonzada
—Okey, dale preciosa.—me dijo. Sonaba tan lindo de su boca que me llame preciosa como lo hacia antes, pero tambien la culpabilidad me mataba por dentro.

Marqué el número de Cory ya que él de seguro me había dejado de llamar por tantas veces que intentó. Ni bien el celular timbró una vez, contestó.
—Hola mi amor.—dice alegre—¿Qué has estado haciendo?
Ese mi amor fue una punzada a mi corazón. Mientras que Justin me tocaba mi cabello y sonreía, era una mezcla de sentimientos.—Ho-hola bebe.—dije un poco sin saber que responder, aterrada porque luego sepa, o por como reaccionara Justin.—¿No te dije que ne iba a una fiesta con mi hermana y sus amigos?—Justin se había alejado de mi y se había puesto de pie, ya no estaba mirándome.
—No, no me acuerdo. Y si me lo dijiste no me acuerdo, al escuchar tu voz todo se me olvida.—él se quedo callado por unos segundos, tal vez pensó que le iba a responder algo como que lindo me encantas, como se debe pero no tenía ganas.—Es una fiesta muy callada, no escucho la música.
Me quedé mirando a Justin, él por fin había volteado a mirarme a los ojos.—Si, es que estoy en el baño. Bebe, voy a colgar sino Nicole se va a enojar, dijo que quería pasar esta noche conmigo. Mañana te llamo, ¿si?
—¿En verdad? Bueno, si es tu hermana no hay nada que hacer. Diviertete, pero no tanto que te estoy observando, tengo ojos en todos lados bebe. Duerme bien y de prefe...
—Okey, entendí. Buenas noches bebe.

Ni bien colgué me paré del asiento y fui directo a Justin, no sabía que hacer, abrazarlo o quizas besarlo de nuevo. Así que solo me quedé parada mirándolo a los ojos, los que hacian que mi vergüenza crezca más.
—Dos preguntas.—me dijo haciendo el número dos con sus manos, las cuales estaban temblando.—¿Cuándo te volviste tan mentirosa?
Solté una pequeña carcajada para sacarme la presión de encima.—Justin es que cuando es....
—No. No respondas.—él abrió y cerró los ojos rápidamente.—Era para sacar la tensión. Pero, ¿por qué no me contaste? ¿O simplemente me respondías con un no?
—Lo-lo intenté.—tartamudeé, estaba un poco nerviosa. Pero no sé como se me ocurrió algo muy inteligente.—Es difícil, ¿sabes?
—¿Cuán difícil puede ser un “no Justin, no”?
—Muy difícil. Mira, tú ya sabes que yo tengo novio, el mismo Cory. Ósea, para tu moral estaría mal besarme porque soy la chica de otro chico. Pero,—me pegué lo más posible a él y rodeé mis brazos con en su cuello hasta que nuestros labios quedaran a medio centímetro—¿me dirías que no?
—Claro que no.—me dijo y me besó, estaba en lo cierto, él me necesitaba igual que yo

Fue algo incómodo cuando empezamos a caminar mientras seguíamos besándonos, solo que Justin se me acercaba más y lo único que podía era retroceder. En eso, ya no siento más piso. Sí, nos caímos a la piscina. Al salir a la superficie los dos estábamos riéndonos de lo que había pasado. Mi vestido estaba doblemente arruinado, pero no importaba. 
No importó hasta que me di cuenta que no éramos los únicos en la terraza, había entrado alguien más y estaba aplaudiendo por la escena que habíamos hecho.
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hola chicocas, espero que hayan tenido una bonita semana. Como se han dado cuenta, en capítulos anteriores no había puesto a lo que mi saludito al final, no había tenido tiempo :) Bueno, ahora lo hago.
Si se han dado cuenta he estado agregado a lo que "palabrotas" en uno que otro capítulo para darle más énfasis pero no me acostumbro todavía jajaja.
Cuídense muchooo! besitos.