30 de julio de 2013

Cap 79º “La carta”

"No es el adiós lo que duele, pero sí los recuerdos que te siguen."
Ryan me había tratado de convencer de que la mejor manera de despedirme y a la vez contar a Clarissa de que me voy a Los Ángles es por medio de una carta, la cuál nunca se la entegaré. Algo así como una carta para desahogarme. Para escribir todo lo que he sentido durante todo este tiempo y que nunca le quize decir. Sonaba convincente, conciderando que he odiado todo lo  que me han contado que ella ha hecho en su primer mes en Francia.

—Te dejaré solo,—me dijo Ryan—así te animas.
—Gracias,—hice una pausa al escuchar el sonido de la puerta al cerrarse—creo.

La hoja estuvo en blanco por unos cuantos minutos, en ese tiempo no hice más que mirarla. Me quedaba poco tiempo en Atlanta, tres horas, para ser exactos. ¿Qué podría salir mal? Al fin y al cabo, la carta nunca iba a llegar a manos de Clarissa o Stephany. Unos minutos después, miles de ideas se vinieron a mi mente y comencé a escribirla.
Fin de su narración.

Narra Ryan:
Ya pasada una hora desde que dejé a Justin solo en su cuarto, su mamá me encargó llamarlo. Conmigo en la sala estaban Chris y Chaz, queríamos ser los únicos en estar al momento de que se vaya para no tener que hacerla larga para él.

Toqué la puerta del cuarto de Justin y la abrí.—Tu mamá dice que bajes, ya es hora de ir al aeropuerto. ¿La terminaste?
—Sí,—dijo señalándola, estaba en el escritorio. Él la había puesto en un sobre, al parecer sellado con agua—¿qué hago con ella?
Se me ocurrió quemarla, pero no tendría sentido.—Dámela a mi, la guardaré.—él soltó una cara de preocupación—Hey, no pasará nada.
—Ryan, en verdad me sinceré con ella en esa carta...no quiero que caiga en manos equivocadas.
—Dalo por hecho.

Cuando Justin se fue al aeropuerto, me quedé con los chicos afuera de su casa. Fuimos a la casa de Chris a jugar con su play y comer pizza, él siempre invitaba pizza. 
—¿Qué es eso?—me dijo Chris al distraerse un poco en su juego, estaba viendo mi chaqueta.
—Nada.—digo, simulando, pero la verdad que no soy muy bueno.
—¡A ver!—dice Chaz, quitándome la carta de mi bolsillo—¿Una carta? ¿Para cuál de tus chicas?
—Bestia.—no me gusta que hable así de mi—Justin le escribió una carta a Clarissa despidiéndose de ella.
—¿Y te encargó que se la mandes?—pregunta Chris
—¡No! Nada de eso. Al contrario, Clarissa no puede enterarse de esta carta, Justin escribió todo todo lo que no lo ha dicho en el tiempo que ha pasado.
Ellos se quedaron en silencio por un momento.
—Pero, yo creo que Clarissa es la correcta para Justin. ¿Me entienden?—dice Chris
—No lo sé, hace un tiempo pensaba que ella era correcta para mí—dice Chaz—. Pero de alguna manera ahora comprendo que le hace bien a Justin, le ponía los pies en la tierra. Tengo que aceptar que Justin no es el mismo niño humilde de cuando llegó y cuando estaba con ella.
—¿Entonces que hacemos?—digo, aún no lograba comprender a lo que ellos querían llegar.
Christian dejó formar una sonrisa en su rostro.—Sé la dirección de Steph en Francia.
Fin de su narración.

Narras tú:
Había sido un día tranquilo para mi, Cory me habría acompañado a la casa de Steph despues de llevarme a almorzar espaguetis. Hoy había una fiesta en la casa de uno de sus amigos y me había invitado como pareja, primera vez que me decía así, sonaba bien, pero a pesar de ello no aclarábamos las cosas, sólo amigos.

—Clarissa—dijo la mamá de Steph al verme llegar—, te ha llegado correspondencia.—ella sacó un sobre blanco con borde rojo y me lo dio.
—Que raro,—dije, mi papá no me mandaba cartas porque hablábamos por Skype dos veces a la semana y no era necesario—lo leeré arriba. Gracias.

Llegué al cuarto de Steph, ella estaba ahí. Lo primero que hice fue tirarme a mi improvisada cama. Proseguí a leer la dirección de la carta. La casa de Justin. Mi cuerpo se estremeció, sabía que se iba a Los Ángeles pero nada más. Steph notó mi angustia y le tiré la carta.
—¡¿Qué esperas?!—chilló—Ábrela y luego puedes reaccionar como quieras. Al fin y al cabo, el no puede hacerte nada desde allá.
La idea más aterradora pero que a la vez estaba esperando desde hace mucho se vino a mi mente.—¿Y si viniese para acá?
Ella hecho a reír.—Primero léela.

Ella tenía razón, antes de sacar conclusiones tenía que leerla. La piel se me puso de gallina cuando rompí el sobre, era su letra. No entiendo que ganas de venir a molestarme cuando ya estoy superándolo aquí, con una carta no va a venir y derrumbar todo lo que he logrado en este mes.

Clarissa:
¿Nunca pensaste que me podías hacer daño? ¿Qué yéndote de esta manera tan rápida no iba a darme cuenta? Hey, no te culpo por eso. Lee y trata de no llorar cuando lo hagas, no quiero que sientas pena por mi. De corazón, espero que te esté yendo bien en Francia pero tendrás que recordar un poco de tu pasado, hace unos meses atrás, tú y yo.
¿Sabes? Toda esta figurita de que te he superado es falsa. No te he superado aún, no sé como, pensé que en la primera semana lo habría logrado pero me equivoqué. Muero de ganas de poder escuchar tu voz, de ver tus ojos, de sentir tus abrazos y muero de ganas de que me dirijas esa hermosa sonrisa que tienes; sólo a mí. 

Sé que hasta ahora has salido con dos chicos, Simon y Cory; sí, se sus nombres. Sin embargo, ni con eso he podido convencerme de que lo nuestro ya acabó, que ya no hay un nosotros. Quiero seguir adelante como tú lo estás haciendo, pero luego me meto en nuestros recuerdos y caigo de nuevo, ¿no te ha pasado? Ahora que me voy a California se me va a ser un poco más fácil olvidarme de los recuerdos, pero no lo suficiente.

¡Fui un idiota! Un completo idiota. Nunca debí decirte eso de "un tiempo", lo admito. Fue algo impulsivo. Quiero que sepas que si tuviera la oportunidad de regresar el tiempo atrás, no dudaría ni una sola vez en no decirte eso. Sin embargo hay algo que tú y yo sabemos muy bien, quizás ahora nosotros estamos distanciados y nos estemos olvidando; bueno, tú de mí solamente, pero yo cumplo mis promesas y sé que más tarde estaremos juntos, de nuevo. Porque donde hubo fuego, quedan cenizas, recuérdalo.

Se que mi carta es un poco bipolar, pero trata por lo menos de ponerte en mi situación y entenderme. Tengo sentimientos encontrados hacia ti cada segundo y traté de poner todo aquí antes de que se me olvide.

Así que no te olvides de mi, yo te sigo queriendo y lo seguiré haciendo.  
Gracias por todo lo que pasamos juntos, eres mi chica de quince años ideal,
Te quiero muchísimo.
Justin.

Al terminar de leer la carta, no sentí nada. ¡Nada! Pero no era porque en verdad no lo sentía, me había quedado en shock. Le di la carta a Steph para que la lea. Todo lo que quise escuchar de Justin hace algunos meses atrás estaba ahí. Hubiera estado orgullosa de escucharlo en ese momento, pero ya era muy tarde. ¡Tarde! ¡Tarde! ¡Tarde! Lo odio. Odio que se vaya de Atlanta, odio que me haya escrito esa carta. ¿Para qué mandármela? Supuestamente me quiere, si me quisiera no hubiera querido que ella llegue a mis manos, ¿para qué hacerme sufrir más de lo que sufrí?

Con ello recordé todos los momentos que pasé con él. Estando en Francia me había ocupado más en otras cosas que de pensar en Atlanta y en él, por eso esos momentos no pasaron por mi mente. Pero ahora sí, nuestro primer helado, mi cumpleaños, la entrevista de radio, nuestro primer beso, él sentado en el sofá de mi sala, la clase de física, su cumpleaños, sus ojos que al verme brillaban, su sonrisa. Quedarse en el pasado duele, duele profundamente.
—Steph.—dije con mi voz quebrada
—¿Clari?—al ver mi estado, saltó a mi cama y me abrazó fuerte.
Las lágrimas salieron de mis ojos y lo que estaba reteniendo salió—: Lo extraño.
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